Lindo pescadito; la relación entre los niños y animales

Lindo pescadito

por @kitvissuet 

Últimamente he observado a mi hijo de dos años  y su relación con los animales.  Observo como los animales son parte de su día a día desde el primer día que nació. Su mundo está rodeado de ellos: estampados  en su ropa, sus juguetes, peluches, canciones, rimas, poemas, libros, cuadros, en fin gran parte de su aprendizaje se basa en ellos. 

 

La música por ejemplo habla de arañas graciosas, vacas divertidas, patitos bailarines, tortugas que van a la escuela, familias de tiburones unidas. Su cuarto de juguetes tiene ratones de peluche, conejitos, pollos. Sus libros le enseñan el maravilloso mundo de las hormigas trabajadoras y las orugas que se transforman. Le han regalado varios juguetes de granjas con caballos, puerquitos y gallinas. Le fascinan los elefantes, le sorprende mucho aprender los sonidos que hacen y le empiezan a llamar la atención las caricaturas, que por lo general siempre tienen personajes de animales. Y así todos los días los animales han sido parte de su vida de una u otra forma. 

 

Lo hacen aprender, sorprenderse, alegrarse, ser empático, reírse, sentir curiosidad, cantar, bailar y darle sentido al mundo que lo rodea. Por eso y muchas cosas más siento un profundo agradecimiento hacia ellos.

 

Pero últimamente me he preguntado ¿en qué momento nos desvinculamos de este mundo maravilloso que nos enseñan los animales cuando somos niños y niñas y comenzamos a restarles valor hasta el punto de explotarlos a nuestro antojo? 

 

¿En qué momento pasamos de maravillarnos con la arañita que teje y la empezamos a pisar así como si nada?, ¿cuándo dejamos de ver a la gran abeja que vuela entre las flores y salimos corriendo teniéndole tanto miedo?, ¿por qué dejamos de ver un linda mamá puerquita y pedimos nuestros tacos de lechón industrializado?, ¿primero aprendemos la canción de la vaca Lola pero después nos vale que la enchufen a una maquina que les succiona la leche toda su vida?, ¿en qué momento nos valió que el shampoo con envase de osito y olor a miel fuera probado en animales?, ¿cuándo dejamos de ver  que el granero rojo con pollitos y paja se convirtió en una granja de explotación maquiavélica?, ¿por qué cantamos lindo pescadito y después vamos a los acuarios pensando que los animales están para eso, para divertirnos, para entretenernos o decidimos contaminar su hábitat así como si nada?

 

 En fin podría hablar de un sin número de casos en los que nos colocamos como especie superior. Nos creemos las y los dueños y maestros de este mundo. Creemos que no hay obra más grande en el universo que nuestro cerebro y que eso nos da derecho a tomar todo sin permiso. Creemos que esos animales son parte de nuestra cadena alimenticia natural y que nos moriríamos de hambre si no los explotaramos. Es más la mayoría de veces ni nos lo cuestionamos, solo nacemos, crecemos, nos reproducimos, trabajamos y morimos.

 

A veces me imagino que si nos observaramos como especie animal en un documental, esto definitivamente no sería un animal cazando a otro para sobrevivir, esto sería un animal explotando a otro a placer. 

 

 

Cuando intento hablar de esto con alguien, incluso ahora mismo que estoy escribiendo, no dejo de pensar en mis amigos  y familiares que se burlan de esto, que me dicen exagerada, que evitan estas pláticas, que me mandan hablan sarcásticamente de las divertidas carnes asadas que me estoy perdiendo por aburrida, que me tachan de hipster que solo sigue modas, que dicen que mi generación ya se ofende de todo, los que me dan el avión o los que disque analizan y sienten pena momentánea pero siguen siempre con los mismos hábitos. 

 

Y pues la verdad, ni modo, sí somos una generación que se cuestiona, que no está de acuerdo con muchas prácticas del pasado y es natural.

 

Así ha sido siempre, es parte de la evolución de nuestra especie. Habrá cosas en las que tengamos razón, otras que no, pero no podemos quedarnos sentados repitiendo prácticas del pasado creyendo que así es la vida y es mejor, porque claramente no es mejor, basta con observar a nuestro alrededor, algo tiene que cambiar,  la vida es hacia adelante. 

 

¿Recuerdan las monografías que recortábamos en la primaria de la vaca y sus derivados?, ¿su foto arriba de un elefante en un circo, las visitas anuales del colegio al zoológico, el show de la gran ballena Keiko y Shamú, recuerdan el carrusel de ponies en la feria, los pollitos pintados de colores en el festival del día del niño,  la corrida de toros con su abuelo?

 

 

Yo también lo viví, yo también lo hice y me parecía muy gracioso y divertido. En ese entonces no se hablaba de lo que había atrás de todo esto. En ese entonces no había investigaciones, no había ciencia que sustentará estás malas prácticas, no había muchas opciones, no había leyes de protección, no había choque de intereses. Era lo normal, las tradiciones, las costumbres. Y en gran medida lo siguen siendo. Muy pocas personas se cuestionan todo esto y la mayoría sigue defendiendo a capa y espada estas costumbres. 

 

Es nuestra responsabilidad como especie mejorar nuestras vidas y nuestro entorno para sobrevivir.

 

Ahora más que nunca al convertirme en madre sé que esa responsabilidad debe de trascender y pienso ¿cómo puedo hacer para que mi hijo viva con valores de paz y respeto por el mundo que lo rodea y a la vez pueda sobrevivir en el sistema capitalista y explotador que le demanda competir, explotar, no cuestionarse, burlarse de quien lo intenta y seguir intereses gubernamentales, religiosos y corporativos?

 

No es fácil porque la verdad es más fácil vivir en la inconsciencia.

 

Es más fácil hacerte wey y hacer como si nada pasara. Porque ser consciente incomoda, porque ya no vuelves a ver las cosas igual, porque no puedes seguir haciendo lo mismo, porque requiere más esfuerzo consumir mejor o consumir menos. 

 

La idea no necesariamente es todo o nada , por ejemplo puedes reducir tu consumo de carne o lácteos, leer las etiquetas de lo que compras, buscar productos amigables con el medio ambiente, carne/huevos/lácteos provenientes de animales de libre pastoreo, aprender nuevas recetas, sustituir productos, investigar, encontrar nuevas opciones de diversión en familia, observar insectos sin matarlos, hacer más paseos en la naturaleza con tu familia, buscar opciones de granjeros locales con prácticas éticas, incluso si tienes una casa grande tener tu propia granjita/huertito, ver documentales sobre estos temas, etc. 

 

Y por otro lado también les recomiendo tener cuidado con los engaños de las marcas, ya que como ahora los consumidores empiezan a cuestionarse y demandar productos más éticos, también las grandes marcas expertas en mercadotecnia usan palabras como “natural”, “hecho a mano”, “proceso artesanal”, “orgánico” etc, como mera publicidad. Así que a leer y a investigar bien por favor, lo merecemos todos y todas de verdad, merecemos un mundo más tranquilo, un mejor lugar para vivir. 

 

Afortunadamente  los niños y las niñas de hoy tienen nuevas opciones y está en nosotros ofrecerlas y enseñarles que son parte de un ciclo natural de vida y que no somos los amos del universo. Porque estoy segura que si ellos supieran lo que tienen que vivir esos lindos animales que tanto admiran, no dejarían que siguiéramos explotándolos. 

 

Y bueno este tema da mucho para hablar y les confieso que incluso yo misma siendo consciente de todo esto tengo un sin fin de hábitos que mejorar y mucho más que aprender. Pero  en resúmen mi propuesta para ustedes es  que primero concienticen, se informen de buenas fuentes (a quien le interese escríbame y le comparto algunas) y después empiecen a tomar pasos para mejorar.

 

La idea es que no se queden viendo solo la vida pasar. Recuerden que lo que hagan de sus vidas no solo les repercute a ustedes o a sus familias, me repercute a mí cuando tu hijo  le enseña al mío a pisar todos los insectos que se encuentra o cuando se burla de él si no come carne.

 

Espero criar a un hijo lo suficientemente fuerte y valiente para que sea él quien propague valores de respeto,  amor y  que sepa defender sus ideales en paz (difícil también porqué para la mayoría estos siguen siendo símbolos de tibieza y debilidad),  pero ya estoy haciendo mi parte, poco a poco a él le tocará elegir su camino. ¿Qué camino eligen ustedes?

 

 

@kitvissuet


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