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A medida que los personas, países y humanidad tenemos más dinero comemos más alimentos ultraprocesados.
Al mismo tiempo las enfermedades mentales en el mundo están creciendo, entonces, ¿existe un vínculo?
Sí. Las dietas ricas en alimentos ultraprocesados se asocian con más depresión y peor ansiedad
(según Kimberley Wilson, psicóloga certificada con sede en el Reino Unido y autora del libro Unprocessed: How The Food We Eat Is Fueling Our Mental Health Crisis)
Los alimentos ultraprocesados pasan por procesos industriales intensos que despojan a los alimentos de nutrientes.
Nuestro cerebro está hecho de nutrientes y los necesita para muchísimas cosas como controlar nuestros estados de ánimo y tener sensaciones de felicidad, placer o relajación.
Por esto, tiene sentido que si nuestra dieta tiene un porcentaje alto de alimentos ultraprocesados, nuestro cerebro no tenga los nutrientes que necesitamos para tener salud mental.
El primer paso para nuestra salud mental es ser conscientes de lo que estamos metiendo a nuestro cuerpo.
(Y no sólo a través de los alimentos, los productos de limpieza y cuidado personal masivos también tienen ingredientes que afectan nuestras hormonas, cuerpo y salud)
Sin embargo, pensar que nuestras dietas se tratan de una elección personal es insultante.
La comida (y muchas otras decisiones como la marca de detergente que compramos) está íntimamente entrelazada con la cultura y clase social, el poder y la opresión.
De esto hablaremos el siguiente lunes.
Hoy, es importante entender que cada acción que tomamos es un voto a favor o en contra de la persona que queremos ser.
Seamos conscientes.
La vida no es plástica.
José Ferrer
Fundador Desplastifícate
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